Tributo a una mariposa

Tributo a una mariposa

Ahora vuela.
Ayer te arrastraste.
Ayer te escondiste.
Ayer sufriste.
Ahora vuela.

sábado, 8 de mayo de 2010

Paranoia

"A la que no nos deja vivir en paz, hasta que nos desacemos de ella... "

Ella sabe que hay un momento en que soy vulnerable. Es cuando cierro los ojos. Mientras no veo, ella se acerca. Y cuando está frente a mi, me salta encima y me muerde la oreja. Y aunque abra los ojos, ella sigue allí. Aferrada a mi piel, a un lado de mi cara. Siento su respiración.

Siempre la llevo conmigo. Pegada a mis pies, se esconde en mi sombra. Y no me puedo desacer de ella. La puedo volver pequeña insignificante. Puedo reirme de ella, pero no escapar. Ella sabe que hay un momento en que soy vulnerable. Es cuando cierro los ojos. Es rapaz, una cazadora excelente, nunca hay que darle oportunidad de acercarse, de crecer. En las noches, cuando despierto allí está. Me ve, la veo. No cierro los ojos hasta que se vaya. Ella es muy rápida, un pestañeo es la oportunidad que ella espera y no se la quiero dar.

jueves, 6 de mayo de 2010

...¿dedicatoria?

...a los animales mitologicos que sueñan a existir.
...a los sueños perdidos que algun día encontraré.
...a las sirenas que me cuidan y a las ormigas que no.
...al cuento no 32 al que le robaron el título.
...a todos ellos dedicado...

Paisaje urbano No. 3

Hoy llovió temprano y un arcoiris de aceite quemado me da las buenas tardes a mitad de la calle mientras salto el abismo húmedo que cubre el asfalto. Lanchas de cuatro ruedas hacen la misión aún más complicada, dejando a su paso estelas de lodo, ensuciando a su paso los sonidos de un bosque antiguo, bajo una selva de concreto, bajo un oceano de un centímetro profundo, bajo un cielo de ruidos y voces que no termino de entender.

Una luna roja brilla en el cielo y de pronto todo se detiene. Una sirena de cabello negro, largo y lacio apoya una mano en el suelo, como queriendo alcanzar los frutos de ese bosque subterráneo, se levanta hasta erguirse, voltea y gira haciendo con su cabello la carpa de un circo al que con gusto iría a todas las funciones. Sus labios entre abiertos, sus ojos entre cerrados, una bailarina de caja musical que cobra vida frente a mis ojos. Cesa el movimiento (que en conjunto dura exáctamente dos segundos cuarenta y cinco centésimas) con una mirada al vacío. Un pensamiento inconcluso se desbarata entre mis ojos y los suyos, que aún no saben de mi existencia. Lo que la sirena no sabe, es que esa mirada ya es mía (me la he robado) y que la sonrisa , tibia y nerviosa, de mi rostro en esos dos segundos y algunas centésimas es suya (se la he regalado).

Prosigo el viaje vespertino sobre el lomo de un tige a blanco y negro que recién sale del agua dispuesto a cazar. ¿Qué comerán los tigres en la selva de concreto? Comen ruidos rítmicos de pasos perdidos, pasos de perro, pasos de hombre, de mujer, sirenas y aves... Dos tigres me separan del punto del mágico encuentro. Una puerta de madera, vieja como su dueño, es la entrada de mi pequeño paraíso personal. Es allí, fue allí (y será allí) donde nos encontremos de nuevo, repitiendo paso a paso cada detalle que me llevo a conocerte. Mi mano derecha sobre la perilla de la puerta, giro, empujo, pie izquierdo adentrandose en el edén. ¿Habrán sido seis ó cinco pasos? Importa cada detalle. Si me confundo, el ritual de invocación será irremediablemente alterado. El desenlace, entónces, será diferente al esperado, arriesgandome a encontrar un aguila bicéfala en lugar de tu sonrisa.

Ritual de invocación: olvidado. Resultado obtenido: el indeseado recuerdo de la ausencia. Lo que fueron las puertas de un paraíso potencial se convirtieron en las rejas de una prisión-caverna a la cual no me gustaría regresar, aunque, a fuerza de costumbre, sabemos, lo haré de buena gana. masoquismo.

-Hey mesero, un café...- y el tiempo aprieta las riendas -Hey mesero, la cuenta.- y la ansiedad ahoga mi esperanza. Una servilleta sirve de lienzo para crear un mundo imaginario sonde apareces de repente, tomas mi mano y en silencio te sigo. Una fantástica historia de papel, desecha por la lluvia, escrita a expensas de tu ausencia, donde el paisaje se confunde con tu silueta y los sonidos cotidianos con tu voz. El cielo llora pedacios de vidrio que al contacto con mi ser empapa hasta los huesos y de nuestro mundo imaginario, doblado en dos en el bolsillo de mi camisa, solo queda una materia amorfa y lastimera. De ese mundo, creado para tí, a expensas de tu ausencia, solo quedan los recuerdos de lo que pudo haber sido y una frase que pudo ser nuestro punto de partida: "Hoy llovió temprano y un arcoiris de aceite quemado me da las buenas tardes a mitad de la calle mientras..."